Destras de algo tan inocente, siempre hay una historia por contar

10 ene 2010

Bienvenido a la Push

Húmedo. Verde. Tranquilo.
¿Qué hacen los chicos de Forks en vacaciones? ¿Estudiar?
Ya sabía que la población de Forks era poca, pero… ¿Tanto?
Vi una cafetería. Estaba repleta de gente. Tal vez era la única en Forks. Tal vez La Push, siendo una playa, tenga más gente… y más … mejor dicho algo de diversión.

No era el mejor clima para pasar todo el día en el mar, pero era caluroso. Al salir del auto un aire salado golpeo mi rostro. La playa era realmente… hermosa. Había gente en la playa, así que ¿Podría conocerlos?
Para ser más franca, solo había unos cuantos chicos. ¿¡Solo Chicos!? Me auto reprimí. Parecían jóvenes, pero ese cuerpo no puede ser un simple “chico”.
-Nicole, ven, mira nuestra casa.- me llamó mi papá.
Me giré. Un gran jardín se encontraba en frente. Y la casa era enorme pero simple. Como todas las casas de La Push.
Entramo las cosas y me dispuse a ver nuestra casa temporal. No es que no le crea a papá todo eso de que nos quedaremos mas tiempo (ya me lo ha dicho otras veces) pero prefería no hacerme ilusiones.
Era muy hogareña, de madera y acogedora. Ya estaba amueblada.
Corrí hacia mi cuarto, luego tendría tiempo de ver la casa.
Subí por las largas escaleras y me topé con una puerta de madera. Adentro estaba mi cuarto. Estaba todo listo, como de costumbre. Todo exactamente igual. Ahora no había nada nuevo, siempre iba a ser mi cuarto.
Me tire en mi cama algo decepcionada de La Push.
“¡Por favor! No llevas ni quince minutos y ya te decepcionaste. Dale tiempo, te gustará”
No importaba, solo tenia que esperar, era cuestión de tiempo antes de volver a mudarnos.
Cerré mis ojos esperando a que el sueño me consumiera…

Cuando desperté ya había anochecido.
Me di cuenta de que alguien me había cubierto con una manta, seguramente papá. Me costó levantarme, pero el estomago me pedía a gritos algo para comer. Cuando llegue a la puerta vi un papel colgado de la manilla:

“Voy a salir de compras, falta comida. Llegare como a las 11pm.
Deje a Benja durmiendo.
Cuídense y los amo.
Papá”



Me arrastre hasta la cocina. El tenía razón, nada de nada. Todo estaba vacío. Mi estomago gruñó en señal de queja. Mire el reloj que colgaba en la pared de la cocina, 09:08 PM.
¿¡Que!? No podía aguantar tanto. Me iba morir de hambre, una señal de despreocupan de mi papá. Tampoco había dinero en la cartera de emergencia.
Nota para mí: matar a mi papá cuando regresará.
Mi hermano había quedado frito sobre el sofá mientra veía TV.
Solo quedaba esperar hasta que llegara “Don Organizado”.
Cuando estuve en mi cuarto, cerré la puerta y me acosté en mi cama.
Todo era tan calmado que podría dormir otras cuantas horas más.
Por mi ventana se filtraba el viento que estaba impregnado de sal de mar y algunos olores a flores. Tampoco había ruido, ya que estaba prohibido conducir a más de 40 en esa zona. ¡Que suplicio!
Pero la paz no me duro mucho. Escuche muchas risotadas cerca de la casa.
Me asome por la ventana y estaban más cerca de lo que creí. A decir verdad no teníamos patio trasero. El bosque se abría detrás de la casa y era exactamente ahí donde vi a los mismos fortachones de la playa, que caminaban haciéndose bromas entre si mientras se adentraban en el bosque.
Me dieron unas ganas tremendas de ir donde ellos. ¿Pero dejar solo al Benja? Bueno este era un lugar seguro, así que no me preocupe. ¿Pero ellos serán buena gente? ¿Y si me hacen daño?
Cobarde
Una vocecita me retumbo en la cabeza.
Será divertido.
No sabía por que, pero algo me decía que tenía que ir.
No lo pensé dos veces y me enfunde mis vaqueros y unas zapatillas. De un segundo a otro ya estaba pasando un pie por la ventana para saltar… ¡Desde el segundo piso!
-Mierda… - no me moví.
Mire a mí alrededor. Si podía bajar por la ventana, estaba la enredadera en la pared a mi derecha. Así que cambié de pierna y con todas mis fuerzas me aferré a la enredadera e intente bajar.
¿Por qué no te lo piensas dos veces?
Se le podría llamar intuición o simplemente estaba completamente loca, pero algo me decía que tenía que ir.
Pero no soy tan fuerte como para aguantar mi peso y caí al pasto.
Todo mi cuerpo retumbo por el impacto.
Ok, ya estaba claro, eso era locura en todas sus palabras.
¡Esto dejará moretón!
Intente reprimir un gemido de dolor.
Me limpie el pasto y seguí caminando, siguiendo los pasos de lo “gigantones”.
Me adentre en el bosque y para mi suerte, o eso creía yo, escuche sus risas. Parecían relajas y felices. No como si estuviesen borrachos o drogados, sino que en verdad se estaban divirtiendo…


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Espero q alguien este leyendo mi blog ajajaja :)) bueno y si alguien lo lee... en el prox cap todo parte jejeje espero q no sea tan latero leerlo :))
mil bss a cualqiera q lea este post :D

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